viernes, 31 de octubre de 2014

Vamos por todo junto a las TELCO

Diario Clarín, 31 de octubre de 2014


El fallo dictado por la mayoría Corte Suprema de Justicia en el caso “Grupo Clarín” tuvo como base filosófica que el Poder Judicial no podía entrometerse en las opciones realizadas por el legislador en pos garantizar la libertad de expresión y el acceso a la información como derecho colectivo. Como no confiaba del todo en las virtudes filantrópicas de quién debía aplicar la ley de servicios de comunicación audiovisual, reforzó su postura, estableciendo un deber ser condicionante de la constitucionalidad declarada, cuyo principal fundamento, estuvo centrado en la evitación de cualquier forma de discriminación.

La fuerza normativa y los fundamentos filosóficos del fallo de la Corte Suprema se han convertido en una mera ficción, un “como si”, que colisiona permanentemente con las intenciones y prácticas de este gobierno que lejos están de conformar un trato equitativo e igualitario.

El proyecto de ley que tiene por objeto regular el desarrollo de las Tecnologías de la Información (TIC) configura un claro ejemplo de la real intención del gobierno en torno a “la pluralidad y diversidad de voces”.

El art. 9 deroga la prohibición prevista por la inmaculada ley de medios que inhibía a los licenciatarios de los servicios públicos ser titulares de licencias de servicios de comunicación audiovisual. Esto implica que las telefónicas monopólicas trasnacionales con su gran poderío económico mundial  van a competir directamente con las empresas nacionales,  las pequeñas empresas de cables y con los integrantes del tercer sector como las cooperativas.

El art. 10 establece que cuando un licenciatario reúna la titularidad de una licencia de servicios TIC y la titularidad de una licencia de servicios de comunicación audiovisual deberá dividirse en unidades de negocios separadas. Esto implica que el monopolio de Telefónica se queda con TELEFE y con el máximo de licencias permitidas por la ley de medios que pueda adquirir sin modificar su estructura de negocios y que el Grupo Clarín –ya divido en seis unidades- debe dividir Fibertel y Cablevisión.

Una nueva versión del “vamos por todo”, aunque en este caso, sea muy difícil presentarlo como plural, nacional, popular y antimonopólico.   

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